Imaginad que hace muchos años, alguien confunde la imagen de Mahatma Gandhi con la de Manuel de Falla, la del grabado de los últimos billetes de cien pesetas, en la que el genial compositor gadinato salía con un melón bastante imponente. Después, otra persona continúa con esa confusión y vuelve a usar esa imagen diciendo que, efectivamente, se trata del líder, pensador y pacifista indio. Esta bola de nieve poco a poco se va haciendo más y más grande durante mucho tiempo de tal forma que pasados cincuenta años la imagen se vuelve un icono y todo el mundo la da por válida: no es Manuel de Falla, es Mahatma Gandhi.
Y cuando digo todo el mundo, es todo dios: los profesores en la universidad la muestran al alumnado, se escriben libros con esa imagen del falso Gandhi en sus portadas, se hacen exposiciones y merchandising: tazas, chapas, carteras y mochilas con la imagen del falso Gandhi. Nada pone en duda ni cuestiona esa imagen. El error se ha extendido tanto que se acepta tanto en España como en América Latina.
De pronto, alguien se da cuenta del error y demuestra que esa imagen no representa a Gandhi sino al compositor Manuel de Falla pero la mentira se ha consolidado tanto que hay sectores que lo niegan. Se llega a producir lo que en psicología se denomina: disonancia cognitiva. Esa idea se ha arraigado tanto que aceptar su falsedad supondría entrar en conflicto con las creencias establecidas y por ello se niegan las pruebas como si fueran falsas.
Este proceso es, grosso modo, lo que he vivido en primera persona al descubrir que la imagen que la profesión de trabajo social tenía de Mary Richmond (una de sus pioneras) en realidad se trataba del rostro de otra persona.
La MARY RICHMOND falsa
El caso de la confusión de Mary Richmond es aún más peculiar porque ambas personas se llamaban igual: la primera fue Mary Richmond Bishop (1828-1876), la segunda Mary Ellen Richmond (1861–1928).
La Mary Falsa, se casó con Ambrose Everett apodado "el patillas", Coronel de la Unión en Rhode Island, que fue el primer presidente de la Asociación Nacional del Rifle.
No puedo detallar más del proceso sin espoilear mi propio libro, así que si queréis saber cómo llegue a la evidencia y a la fuente original más allá de las imágenes de las fuentes secundarias que circulan por internet (Wikipedia) , tendréis que ir a El Arte del Trabajo Social. Una Iconografía de Óscar Cebolla Bueno . Demostrar que la imagen más extendida y utilizada de Mary Richmond es FALSA, es sin duda uno de los bombazos que se presentan en el mi libro, pero no el único.
Lo cierto es que la la prueba de que la imagen de la "Mery falsa" se trata en realidad de Mary Richmond Bishop, aparece en la página 223 del libro: "The Providence Plantations for Two Hundred and Fifty Years" de Welcome Arnold Greene (1886). Que se encuentra en la Universidad Estatal de Pensilvania (USA) [1]
El verdadero rostro de Mary Richmond
Bajo estas líneas podéis mi retrato: Miss Richmond (2020). Esta obra de la pionera en acuarela y tinta se basa en la foto publicada en el reportaje del periódico The Baltimore Sun en 1931, casi cuatro años después de su muerte, titulado: "Un regalo de Baltimore a la ciencia de la caridad. Mary richmond una vida de trabajo para ayudar a los desafortunados" por Bissel Brooke. Reportaje que también se publica en el Arte del Trabajo Social.
¿Cómo puede una profesión confundir la imagen de su trabajadora social más representativa? No sólo la imagen: su emblema, su historia, sus protagonistas. Es una pérdida de identidad terrible. Se da, en mi opinión, por varios factores que se explican en el libro, pero principalmente por el lugar secundario que ha tenido la imagen en el trabajo social.
Vaya cabreo cogería Miss Richmond (que era aficionada a la pintura según el artículo antes citado) si viera por google la cantidad de rostros falsos que se le atribuyen y como la gente los utiliza dándolos por válidos sin ningún escrúpulo. Diría de muchos: -¿Pero quién c.... es ésta?-. Ibidem.
De hecho cuando se la representa en las redes por su aniversario, se suelen coger imágenes de dos y tres Mary Richmond distintas, personas con el mismo nombre de épocas distintas que nada tienen que ver con la pionera del trabajo social.
La historia se convierte en leyenda, y la leyenda en mito, pero perdemos por el camino parte
de la verdad sino tenemos cuidado. Es lo que Umberto Eco decía en su novela [2] : "stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus". Al final de la rosa solo queda el nombre, en este caso queda el nombre y la obra aunque se confunda la imagen.
Retomando el artículo de la periodista Bissel Brooke decía de Mary este artículo:
''Sus puntos de vista diferían considerablemente de los de los científicos sociales más consagrados cuyas creencias la gente aún apoyaba. Miss Richmond sentía que estas personas estaban tan absortas en palabras, teorías y documentos que perdieron el significado de los hechos. Ella creía que la asistencia individual para ayudar a las personas y tratar las faltas y los males humanos de manera impersonal era aborrecible. (…) Entre los cambios que provocó, se encontraba la actitud de la gente hacia las clases desafortunadas. La gran brecha entre ricos y pobres que ella trató de salvar con Visitas Amistosas, y tanto trabajadores profesionales como voluntarios adoptaron gradualmente el plan de Miss Richmond de acercarse al pobre como iguales y no como grandes benefactores''.
¡Tiembla beneficencia! ¡Tiembla Amancio! ¡La verdadera Miss Richmond ha llegado!
Poniéndole cara al trabajo social
Desde que publiqué el libro en mayo, este hallazgo se ha ido compartiendo contradiciendo por las redes cada vez que utiliza la imagen de la Mary Falsa. Es una llama que se extiende. Cada día nos llegan peticiones para compartir la imagen que conseguí del Rockefeller Archive Center de la 15 avenida Spleepy Hollow de New York para publicarla en el libro.
Pertenecen a los fondos de la Fundación Russell Sage (Fadis), de la que Mary llegó a ser Directora. De hecho la datación de la Fotografía indica que se realizó entre 1909 Y 1922. Hay otras imágenes de Mary (la buena) circulando por internet que han sido utilizadas de forma correcta. Sin embargo esta, en mi opinión, es la que más me gusta: ahí está posiblemente en la puerta de su despacho, abrazando a un gato negro en la fundación que publicaría su Diagnóstico Social, que: "más que un libro es el punto de anclaje del reconocimiento profesional del Trabajo Social" [3]
Somos conscientes de que quizá vaya en detrimento de nuestra publicación, pero tenemos claro que si el conocimiento no se extiende. No sirve de nada. Este es el espíritu con el que nació el libro.
Desde mi punto de vista, creo que es necesario que existan trabajadoras sociales tan famosas como en su día lo fueron Mary Richmond o Jane Addams cuyas imágenes trasciendan en la sociedad. Escuché a Adela Cortina decir: ''el reconocimiento profesional se consigue a través de la fama'' a lo que Nati de la Red me respondió: ''al reconocimiento y la fama se llega a través de la excelencia profesional''. Amén.
Esta entrada va ligada al #ElArtedeltrabajosocial. Era imposible contarla sin hacer autobombo. Quiero aprovechar para agradecer la magnífica acogida que ha tenido el libro en apenas cinco meses desde su lanzamiento en un año tan malo para el sector editorial. He recibido decenas de mensajes increíbles de trabajadoras sociales que habían leído el libro. Sin quererlo, fue escogida como obra para representar a España en el encuentro Global de la FITS (Federación Internacional del Trabajo Social) en el pasado julio y en estos momentos se está distribuyendo en distintas universidades de toda España e incluso se está dando como lectura recomendada en asignaturas como Historia de Trabajo Social. ¡Agradecido!
No obstante, el bicho nos ha privado de las presentaciones de toda la vida. También nos privó de nuestra participación en la Feria del Libro de Madrid y en la Semana Negra de Gijón. Males menores en un año de pérdidas tan dolorosas.
Sin embargo, no por pobre y feo me quedo antojao: a finales de este mes de noviembre se realizará un estreno presentación del libro por You Tube. Ya iremos informando pero aviso que habrá muchos rostros conocidos (o que deben serlo) del trabajo social y muchas sorpresas. Estáis invitadas.
A partir de hoy, voy a #ponerlecaraaltrabajosocial. Pintaré retratos de trabajadoras y trabajadores sociales que se citan en el libro, por mis redes sociales (os animo a seguirme). ¿Hasta cuándo? Hasta la presentación ON-LINE de mi libro: El Arte del Trabajo Social.
[1] Mi agradecimiento a mi amiga biblioteconomista Elena Gonzalo por su inestimable ayuda para poder confirmar este descubrimiento. Tanto de la imagen falsa como de la imagen verdadera de la Russell Sage Foundation.
[2] El nombre de la Rosa. Umberto Eco (1980)
[3] BOUQUET, Brigitte (2011) Mary Richmond: una semblanza personal e intelectual (1861-1928). Cuadernos de Trabajo Social, Vol. 24 (2011) 13-21
El arte del Trabajo Social (Una iconografía de Óscar Cebolla Bueno)
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